PERFÍL
“Mi vocación es servir a la gente”
Por: Libardo Andrés Agudelo
Con 22 años, y con diversas experiencias que se reflejan en su vivaz mirada, en su férrea lucha diaria y en su notable carisma. Inicia el descubrimiento de una conquistadora de metas, y detractora de los moralismos sociales.
Jennifer Alejandra Penilla González, auxiliar de biblioteca de la Fundación Universitaria Luis Amigó y estudiante de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, es un enigma que se debate entre su sencillez, su temperamento y objetividad.
Jennifer nació el 11 de agosto de 1987 en el barrio Manrique de la ciudad de Medellín, fue la segunda hija del primer matrimonio de su madre luz Ángela González, quien en su segundo matrimonio tuvo a Santiago David. Así, Jennifer es la segunda de tres hijos.
Con un metro 65 de estatura y tras un ortodoxo traje, el que ella misma relaciona con el de una dama de cortejo fúnebre, Jennifer nos cuenta que lo más importante es su familia, su abuela, su madre, hermanos y sobrinos. Ella deja filtrar a través de sus ojos oscuros, la seguridad que le ofrece el tener un proyecto de vida definido y una postura frente a lo que es, lo que quiere y lo que la hace feliz.
Por su abuela profesa una admiración y ternura que le evoca su infancia cuando era “la enfermera de sus compañeros”. “Cuando era niña era muy amiguera, me creía la enfermera de mis amigos, los curaba, por eso toda mi vida estuvo cercana al área de la salud”, asegura.
Jennifer realizó sus primeros años de secundaria en el liceo San Lorenzo de Manrique. En busca de su sueño de ser doctora, en decimo grado se trasladó al Centro Formativo de Antioquia, CEFA, allí realizó una media técnica en salud gerontología, área en la que se desempeñó por seis meses y de la que dice haber aprendido mucho.
No obstante, ante la creciente sensibilidad por el estado de salud de sus pacientes, la joven decidió cambiar de profesión. “mi vocación innata es servir a la gente, pero con esa experiencia me quedó claro que el área de la salud no era la mejor forma de servir, así que pensé en estudiar trabajo social o bibliotecología”.
Lo rebelde de su personalidad y sus ideales de igualdad y justicia le impidieron estudiar trabajo social. “Me imaginaba peleando con un grupo armado por los derechos de las personas”, así que la bibliotecología fue la que le abrió las puertas. Actualmente cursa el cuarto semestre de Bibliotecología en la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia.
Alberto González, su tío, es de quien habla con total admiración, él vive en Nueva York y comparte con Jennifer sus deseos de viajar por el mundo, de atraparlo en un puño de la mano y de conquistar la plenitud del éxito. Él y Jennifer comparten la búsqueda constante de un amor aunque se cuestionen frente a la existencia de él.
Independientes, rebeldes, bohemios, desafiantes de los convencionalismos y reproches sociales, pero alegres, trabajadores, soñadores objetivos y de carácter fuerte comparten hasta los más íntimos secretos.
Él viajó a Nueva York, y ella dejó su casa, actualmente y desde hace más de un año vive en el complejo residencial El cortijo del barrio Robledo en compañía de un amigo. La independencia, la posibilidad de tener su propio espacio y de tomar sus propias decisiones la sedujeron desde los diez años. “La independencia es la capacidad de decidir por sí solo, de darse su lugar me permite encontrarme con lo que soy”.
Al hablar de su futuro, su mirada profunda, acusadora y fuerte adquiere un brillo especial. Jennifer sueña con viajar por Suramérica y Europa, también proyecta ser conferencista y poder liderar proyectos que transformen y construyan la bibliotecología. “el auge y desarrollo que tiene la bibliotecología permiten que los nuevos profesionales aporten mucho a su conformación”, agregó.
El cabello lacio y negro de corte sobrio, y de nuevo el traje “de acompañante de cortejo fúnebre” parece no contrastar con la manilla que lleva en su mano derecha, un pequeño trozo de hilo de color café y fucsia que rompe con lo acartonado de su labor y que resalta su personalidad jovial extrovertida y amigable.
Al hablar de lo que la más disfruta de su profesión la joven se muestra molesta por la interpretación que se hace de ella. “Si bien bibliotecología proviene de biblioteca, es más que eso, ella te abre las puertas a un mundo desconocido, a un universo de posibilidades”.
Mientras se ríe de forma discreta, dice que le gustaría tener un perro o un gato. “Mi sueño frustrado por mi mamá, nunca he podido tener uno”. Si bien, no habla de casarse y tener hijos como su ideal de vida, si planea en un futuro compartir su vida junto a alguien.
Tengo muchos proyectos con mi familia mi mamà, mi hermano Santiago, mi tío mi abuela y mis dos sobrinos, a quienes amo “concluye.
Con 22 años, y con diversas experiencias que se reflejan en su vivaz mirada, en su férrea lucha diaria y en su notable carisma. Inicia el descubrimiento de una conquistadora de metas, y detractora de los moralismos sociales.
Jennifer Alejandra Penilla González, auxiliar de biblioteca de la Fundación Universitaria Luis Amigó y estudiante de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, es un enigma que se debate entre su sencillez, su temperamento y objetividad.
Jennifer nació el 11 de agosto de 1987 en el barrio Manrique de la ciudad de Medellín, fue la segunda hija del primer matrimonio de su madre luz Ángela González, quien en su segundo matrimonio tuvo a Santiago David. Así, Jennifer es la segunda de tres hijos.
Con un metro 65 de estatura y tras un ortodoxo traje, el que ella misma relaciona con el de una dama de cortejo fúnebre, Jennifer nos cuenta que lo más importante es su familia, su abuela, su madre, hermanos y sobrinos. Ella deja filtrar a través de sus ojos oscuros, la seguridad que le ofrece el tener un proyecto de vida definido y una postura frente a lo que es, lo que quiere y lo que la hace feliz.
Por su abuela profesa una admiración y ternura que le evoca su infancia cuando era “la enfermera de sus compañeros”. “Cuando era niña era muy amiguera, me creía la enfermera de mis amigos, los curaba, por eso toda mi vida estuvo cercana al área de la salud”, asegura.
Jennifer realizó sus primeros años de secundaria en el liceo San Lorenzo de Manrique. En busca de su sueño de ser doctora, en decimo grado se trasladó al Centro Formativo de Antioquia, CEFA, allí realizó una media técnica en salud gerontología, área en la que se desempeñó por seis meses y de la que dice haber aprendido mucho.
No obstante, ante la creciente sensibilidad por el estado de salud de sus pacientes, la joven decidió cambiar de profesión. “mi vocación innata es servir a la gente, pero con esa experiencia me quedó claro que el área de la salud no era la mejor forma de servir, así que pensé en estudiar trabajo social o bibliotecología”.
Lo rebelde de su personalidad y sus ideales de igualdad y justicia le impidieron estudiar trabajo social. “Me imaginaba peleando con un grupo armado por los derechos de las personas”, así que la bibliotecología fue la que le abrió las puertas. Actualmente cursa el cuarto semestre de Bibliotecología en la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia.
Alberto González, su tío, es de quien habla con total admiración, él vive en Nueva York y comparte con Jennifer sus deseos de viajar por el mundo, de atraparlo en un puño de la mano y de conquistar la plenitud del éxito. Él y Jennifer comparten la búsqueda constante de un amor aunque se cuestionen frente a la existencia de él.
Independientes, rebeldes, bohemios, desafiantes de los convencionalismos y reproches sociales, pero alegres, trabajadores, soñadores objetivos y de carácter fuerte comparten hasta los más íntimos secretos.
Él viajó a Nueva York, y ella dejó su casa, actualmente y desde hace más de un año vive en el complejo residencial El cortijo del barrio Robledo en compañía de un amigo. La independencia, la posibilidad de tener su propio espacio y de tomar sus propias decisiones la sedujeron desde los diez años. “La independencia es la capacidad de decidir por sí solo, de darse su lugar me permite encontrarme con lo que soy”.
Al hablar de su futuro, su mirada profunda, acusadora y fuerte adquiere un brillo especial. Jennifer sueña con viajar por Suramérica y Europa, también proyecta ser conferencista y poder liderar proyectos que transformen y construyan la bibliotecología. “el auge y desarrollo que tiene la bibliotecología permiten que los nuevos profesionales aporten mucho a su conformación”, agregó.
El cabello lacio y negro de corte sobrio, y de nuevo el traje “de acompañante de cortejo fúnebre” parece no contrastar con la manilla que lleva en su mano derecha, un pequeño trozo de hilo de color café y fucsia que rompe con lo acartonado de su labor y que resalta su personalidad jovial extrovertida y amigable.
Al hablar de lo que la más disfruta de su profesión la joven se muestra molesta por la interpretación que se hace de ella. “Si bien bibliotecología proviene de biblioteca, es más que eso, ella te abre las puertas a un mundo desconocido, a un universo de posibilidades”.
Mientras se ríe de forma discreta, dice que le gustaría tener un perro o un gato. “Mi sueño frustrado por mi mamá, nunca he podido tener uno”. Si bien, no habla de casarse y tener hijos como su ideal de vida, si planea en un futuro compartir su vida junto a alguien.
Tengo muchos proyectos con mi familia mi mamà, mi hermano Santiago, mi tío mi abuela y mis dos sobrinos, a quienes amo “concluye.
1 comentarios:
Buen texto.
Recuerda que los meses del año inician con mayúscula.
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