Nubia, simplemente Nubia
El 14 de noviembre de 1817 por orden del español Pablo Morillo, y después de ser encontrada, fue fusilada la heroína colombiana Policarpa Salavarrieta.
La Pola, como la llamaban, nació en 1795 en la población de Guaudas y Llegó a organizar destacamentos militares para apoyar a Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar, ella fue una mujer que se quedó en la historia por la defensa que hizo a los compatriotas asilados en la capital colombiana.
No es 1817, y no se están librando las batallas por la independencia de este país suramericano, de igual forma Nubia tampoco es una revolucionaria, al menos no activa, y difícilmente será fusilada, entonces, ¿Por qué sus amigos de la universidad le decían Policarpa?
“Ahh, pues que porque yo era la abogada de los pobres” dice Nubia Amparo Mesa a un par de jóvenes que le entrevistan en el aula 11-102 de la Fundación Universitaria Luis Amigó (Funlam).
Eran poco más de las cuatro de la tarde del lunes 19 de octubre cuando ingresé al aula 102, con la intención de solicitarle un espacio a una docente, que en primera instancia me había llamado la atención, por trabajar en la Universidad Pontificia Bolivariana, y con la que desde el mes de agosto comparto 9 horas semanales.
El piso estaba resbaloso, lo que me ofuscó. Según el noticiario que vi poco después de entrevistarme con ella, el aguacero de aquella tarde había tumbado arboles en la ciudad y había afectado a barrios como Moravia, pero yo me había resbalado, y para entonces esa era la principal consecuencia que conocía de la lluvia.
¡Valla sorpresa!, una joven de cabello rojizo, alta y con una voz un tanto chillona me había ganado la partida y ahora era ella quien tenía la primicia de entrevistar a la Comunicadora social, que además, había sido docente de la Universidad de Antioquia, reportera de radio y comunicadora de Comfama.
- Profe es para ver si me puede dar un espacio mañana, para una entrevista que…
- Mañana no tengo tiempo, si quiere hagámosla ya.
Decidido me senté al lado de mi coleguita Paola Medina, quien era la que tenia primacía sobre mi fuente. Descaradamente me ubique a escuchar la serie de preguntas que ella le formulaba, rápidamente pude valorar los avances que había dado en materia de investigación.
Esa mañana, en uno de mis múltiples lapsos metales, había votado mis llaves, mis lapiceros y todas esas cosas. Ahora buscaba desesperadamente en mi bolso algo que me permitiera registrar la entrevista, pero ni modo, no encontré nada; entonces Paula sacó un mordisqueado lapicero y me lo prestó.
- “Una vez en el primer noticiero que trabajé, mi jefe se fue para un viaje, los dos primeros días salió perfecto; el tercer día me toco hacer un cubrimiento especial y no me di cuenta de que el micrófono estaba abierto y dije “hay hijueputa la cague”. Mañana regresa Jota y me hecha, Pensé.
Lo peor de todo es que mientras tomaba atenta nota a la anécdota de la docente, el lapicero mordisqueado aquel, se quedó sin tinta. Nubia sonríe, se pone en pie va a su bolsa y dice “solo tengo este, es de color rojo”. Pese a no ser la mejor alternativa, es la única que tengo, pensé. Así que asiento con la cabeza y lo recibo. Por fin ubicado y listo para trabajar y preparado para entrevistar a la aventurera, la soñadora, la amante de la literatura y enamorada de la vida.
Nubia es la primera de dos hijas del matrimonio de don Luis y dona Berta, “mi papá era tendero, lo ha sido desde siempre y mi mamá es modista, es una artista” agrega Nubia, mientras con su exagerada gestualidad recuerda que también que su padre fue arriero en Santa Rosa. Ella, al igual que su hermana gozó de todas las comodidades que les proporcionaron sus padres, a los que ella define como amorosos y entregados.
Nubia recuerda que a su padre le faltan tres dedos en una de sus manos, los perdió cuando aún era arriero. Además, enfatiza en el legado más importante que él y su madre le dejaron. Su educación.
El Túnel de Ernesto Sábato es su libro favorito, el texto narra la historia de un joven pintor que se enamora y se obsesiona de una chica, que en una de sus exposiciones descubre un detalle en una de sus obras, una pequeña ventana. El artista termina asesinando a la joven.
Ya se aproximaban las cinco de la tarde el sol, de forma hipócrita y debilucha se filtraba por algunos segundos, en ese momento recordé que a las cinco de la tarde tenía un compromiso y que debía darme prisa.
Ver a Nubia e intentar relacionarla con un texto como El Túnel era algo paradójico, ella es una mujer descompilada, de buen gusto, a mi parecer; alegre, sensible, sencilla e idealista y por su parte la trama del libo muestra a un artista obsesivo, y algo paranoico.
-¿Por qué es su libro favorito?, pregunté.
Una maliciosa sonrisa precedió su respuesta. “porque el amor es que a uno lo descubran, y ese libro me recuerda mucho que Mario vio en mi lo que nadie más había visto”. ¿Ah algo así como la ventanilla que descubrió esa chica en la pintura? Pregunté. Ella asintió con la cabeza.
Mario Oquendo, músico de la Universidad de Antioquia es su esposo y es con quien lleva 23 años y lo que Mario descubrió en palabras de ella fue: “cuando yo estaba en la universidad mis amigos me decían que yo era muy sexy, pero Mario, me dijo que yo no era sexy, que yo era extremadamente tierna y que lo que yo quería era casarme y tener hijos, él descubrió en mí lo que era”.
Su mirada deja escapar un aire de satisfacción y su sonrisa evidencia una malicia discreta, ella continúa diciendo: “nos casamos cuando llevábamos sólo seis meses de ser novios, no teníamos nada, solo cuadros, el fogón no lo regaló una amiga, nos fuimos a vivir a una casita a una hora de camino en San Cristóbal; nos robamos los bombillos en la Universidad”.
“Además, El Túnel, refleja lo que el hombre hace con el amor, el hombre a veces mata lo que ama, porque cree que amar es poseer”, agrega.
Con Mario tuvo a Ana María, quien tiene 21 años y estudia Diseño Grafico en la Universidad Pontificia Bolivariana, María gozó de una madre que quiso presentarle el mundo, la vida y la felicidad, desde la literatura, la simplicidad, el amor, el teatro y la música, “ Anita es expresiva, yo racional ella creativa y sociable, yo disfruto más la soledad, Anita sabe que siempre estoy ahí para ella, siempre quise mostrarle el mundo y todas sus facetas y ahora ella me dice que gracias a mí, entiende la vida “.
Al hablar de sus logros, lo primero que resalta es su titulo de Comunicadora Social. Ella es egresada de la universidad de Antioquia y se graduó en 1984, posterior a ello realizó estudios en inglés.
Su experiencia profesional inició en 1986 cuando ingresó a trabajar en el Noticiero Económico Antioqueño, “allí una amiga me dijo que estaban buscando periodistas para presentar una asamblea, para trabajar con J Enrique Ríos, y el sólo escogió a una, me dejó a mí”, afirma. A partir de eso su vida laboral transcurrió por cadenas radiales como el Clarín, Colmundo Radio, Todelar, Radio Súper y RCN radio. Posterior a ello y durante 15 años trabajó como la comunicadora de Comfama actualmente es docente de la Funlam
Entre leer, escribir, caminar, enseñar y reír transcurren los días de la Libre, Bohemia, talentosa y nostálgica Nubia. Los fines de semana viaja a Santa Elena “donde tengo un pedacito de tierra”, clarifica, y con sus dedos enfatiza en que efectivamente es un “pedacito”. Allí disfruta de la soledad de un buen libro, de la tranquilidad del campo y escribe.
Eran las cinco y cuarto de la tarde de aquel lunes, el anochecer se aventura a robarle la luz al día, más pronto que de costumbre, entonces intento, en mi libro de apuntes escribir algunas preguntas que me permitan concluir con la entrevista de inmediato. Se me notaba la prisa, y a Nubia y a Paula el desconcierto de ver a “un intento de periodista” que había llegado tarde, con una improvisada agenda de apuntes y sin lapiceros, y que para acabar de ajustar intentaba castrar abruptamente la amena conversación”.
Pese a ello formulé las típicas preguntas de reina como… ¿Qué piensa del amor, de la guerra? ¿Que odia?, ¿a que le teme? Y esas cosas.
“le temo a odiar”, fue lo último que oficialmente le dijo Nubia al par de estudiantes que se despedían y agradecían. Salimos del aula de clase, y nos dirigimos a la puerta que queda por el Auditorio santa Rita.
-Profe feliz tarde y gracias, nos vemos el jueves, dije.
- feliz tarde Andrés. Dice desde la distancia y con una mano estirada que se moviliza entre el vaivén del viento y una escueta risa.
-Paula, es que como llegue tarde vos me podrías prestar la primera parte de la entrevista para sacarle copia, ¿conchudo verdad?
Paula accede y vamos a sacarle copia al documento, posteriormente nos despedimos, y mientras me acerco a la calle Colombia descubro dos cosas de vital interés para mi trabajo, la primera es que se me había olvidado tomarle una foto a la docente y la segunda estaba en las notas de Paula
Nubia pertenece a un grupo literario llamado Aprendiz de Brujo, grupo que tenía su primera publicación, un texto llamado “primer conjuro “en el que Nubia publicó un cuento sobre una modista en homenaje a las modistas, a su madre.
Además, hace parte de un grupo de caminantes llamado “Los Patianchos”, valla nombres, pensé, pero ello reflejaba en algo el espíritu de una mujer compleja pero simple, bohemia pero citadina, madura pero conservada, escueta pero culta, expresiva pero solitaria, sexy pero romántica. Reflejaba a Nubia simplemente a Nubia
3 comentarios:
Libardo, es un texto bastante completo.
Todo lo que lleva nombre propio inicia con mayúscula, incluso los meses.
¿Por qué escribiste con diferente tamaño de letra?
Espero que mi comentario no sea tan aparentemente superficial como el de Elvia, pero yo que te conozco, que te escucho y te leo a diario, y que para recordarte debo devolverme y releer tus textos. te digo mi Andru, que me despiertan del sueño, aunque me conducen a él por su fantasía, por su realidad clara y visible, por sus simples y exquisitas palabras, leerte es como verte... leerte es como vivir.
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