Libertad de Prensa

miércoles, 26 de mayo de 2010


De la presión del estado y los grupos armados a la industria periodística


La libertad de prensa, utopía colombiana


“Una prensa libre puede ser buena o mala pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”. Cito a propósito a Albert Campus para hacer alusión a la libertad de prensa en Colombia en el contexto actual, y para referirme a las nuevas esferas de la censura que se edifican con la llegada de la industria comunicativa y la simbiosis existente entre ella y la política en Colombia.


Según el informe presentado por Reporteros Sin Fronteras el 30 de diciembre de 2009, las guerras y las elecciones cuestionadas son los aspectos en los que más se incurre en la vulneración de la libertad de prensa, curioso en el 2010 estamos en elecciones en nuestro país.


Según dicho informe en el 2009 cerca de 2.981 periodistas, en el mundo, fueron víctimas de atentados que van desde la agresión verbal hasta el asesinato. Colombia fue superada por México, país que ocupa el lugar 140 de los 173 que conforman dicho organismo.


Según Reporteros Sin Fronteras, el año pasado sólo un periodista fue asesinado en Colombia, pese a ello, las agresiones siguen incrementando, la autocensura y la censura impuesta por parte del estado y los bloques económicos, que administran los medios, edifican un nuevo método de castración periodística e informativa.


Me atrevería a afirmar que la falta de perspectivas y la dependencia económica en la que vertiginosamente se han encaminado los medios, nos ofrece una nueva esfera de censura, no marcada, tanto, por el conflicto, el narcotráfico y la guerra como en los ochenta y los noventa, pero si sobre una nueva forma de censura ante la carencia de la pluralidad de medios, no es lo que estamos diciendo es cómo lo decimos y lo que omitimos.


El problema de la libertad de prensa en Colombia se agudizó cuando grupos como Ardila Lülle, propietario de RCN Televisión, RCN Radio, RCN Entretenimiento, TV Colombia, Nuestra Tele Noticias 24 Horas, Teletoon, el grupo Santo Domingo propietario de Caracol Televisión, GenTV Canal8, Caracol TV Internacional, Novelas Caracol, El Espectador (Comunican S. A.), Cine Colombia, Inversiones Cromos S. A. y Transnacionales conformaron monopolios comunicativos.

La pluralidad del lenguaje, la libertad de catalogar discriminar y encaminar directrices gubernamentales cómo respuesta a clientelismos y lozanas profanaciones, hechas por directores de medios, socaban la capacidad de los guardabarreras base (los periodistas) y los encierran en un circulo en el que la derechas siempre será la institucionalidad y la izquierda los terroristas y las Farc.

Hechos tan abrumadores cómo que sólo se visualicen 14 casos de falsos positivos, cuando según investigaciones realizadas por organizaciones de derechos humanos, el año pasado la cifra superó los mil, son los que evidencian que la guerra en Colombia es protagonizada, no sólo por las Farc, grupos beligerantes y agrupaciones terroristas, sino por el estado que se esconde tras la batuta de los medios.


Hechos como éste son pocas veces abordados por periodistas que se sienten intimidados ante la presión de sus superiores. Las agendas de los medios no han configurado un escenario de zozobra, donde están identificados los bandos pero no el conflicto.


¿Qué pasó con el escándalo de las notarias o las chuzadas Del DAS a periodistas, dirigentes de la Corte Constitucional y funcionarios públicos?. La respuesta es que murió Michael Jackson, ello concentró la opinión del país. ¿Acaso hechos como estos nos hablan de censura o autocensura?. La reflexión queda abierta.

0 comentarios: